BANKSY. GENIUS OR VANDAL?
Banksy es uno de los artistas más controvertidos y conocidos del panorama contemporáneo y su figura está envuelta en un halo de misterio que, por elección y por necesidad, se perpetúa estableciendo los rasgos de un mito de nuestro tiempo: ambiguo pero profundamente arraigado en la realidad urbana de todo el mundo, comunica con un lenguaje simple e irónico los problemas, las contradicciones y los grandes temas de la realidad actual, invitándonos a reflexionar sobre ellos y a plantarles cara.
Los temas que Banksy aborda con sus personajes provocadores e irreverentes son la sátira, la política, la cultura, la ética y la guerra. Para lanzar sus mensajes utiliza siempre como vehículo todo un muestrario de personajes recurrentes como monos, ratas, policías, niños y miembros de la familia real que plasma a través de la técnica del esténcil; una técnica que inicialmente adoptó porque le permitía actuar rápidamente y evitar ser sorprendido por la policía. Con el tiempo y con esta técnica del esténcil ha conseguido crear un lenguaje simple, inmediatamente reconocible e infinitamente reproducible.
Su protesta visual, que llega a un vastísimo público heterogéneo, le ha convertido en uno de los artistas más conocidos y preferidos de las generaciones más jóvenes. Si el arte es una síntesis de forma y contenido, para Banksy lo que realmente cuenta es lo segundo: sus obras son mensajes. Tal y como explica el artista urbano Shepard Fairey: “Sus obras están llenas de imágenes metafóricas que trascienden las barreras lingüísticas. Las imágenes son divertidas y brillantes, a la par que simples y accesibles: aunque un niño de seis años no tenga la menor idea de lo que es un conflicto cultural, al ver a la Mona Lisa armada con un lanzallamas no se le escapa que hay algo que no cuadra”.
Su arte se deriva de los denominados “writers” que a principios de los años 70 aparecieron en la escena de Nueva York. Estos “writers” o grafiteros procedían del barrio negro de Harlem, de la comunidad portorriqueña del Bronx y de la pequeña ciudad italiana del Lower East Village y siempre se mantuvieron en grupos, formando “escuelas” que en definitiva no eran más que una derivación artística de aquellas “pandillas callejeras” de los años 50. Históricamente fue un arte duro, siempre a la contra, ilegal por vocación y tendente a la uniformidad del estilo como señal de pertenencia identitaria. El vínculo de Banksy con aquellos grafiteros radica en su fuerte sentimiento de pertenencia comunitaria, su postura provocadora, la idea de que las obras deberían completarse en una unidad de espacio y tiempo y el impulso contracultural. “Amo el grafiti. Amo esta palabra” – ha escrito Banksy. “Para mí, grafiti es sinónimo de maravilla. En comparación, cualquier otro género artístico supone, sin duda alguna, un paso atrás. Si trabajas fuera de este ámbito, trabajas a un nivel inferior. El otro arte tiene menos que ofrecer, tiene menos significado y es más débil”. La vocación rebelde de los writers, artistas autodidactas, se ha ido perdiendo con el transcurso de las décadas: los artistas callejeros de hoy en día son jóvenes que han estudiado, proceden de academias y escuelas de arte, y sus obras denotan a menudo una técnica pictórica extraordinaria, parecida a las obras sobre lienzos; es decir, el sentimiento de protesta se ha ido edulcorando. Por ello, uno de los méritos de Banksy es el de haberlo recuperado en el contenido y los mensajes de su obra.
Además de la influencia de la cultura del grafiti y el hip hop, en su obra también detectamos la fuerte vocación antagonista y underground del punk, con su connotación antiintelectual y subcultural que tiene como punto de referencia un mundo de “minor players” y “beautiful losers” (“the history is not made by great men”, entonaba el grupo de punk Gang of Four). El movimiento dio vida a códigos de protesta visuales que tuvieron un impacto que podríamos definir como planetario. La herencia visual del punk es enorme y sus códigos gráficos simbolizan la lucha y la resistencia, a lo que se suma un complejo vocabulario visual subcultural y profundamente antiautoritario con el que Banksy se entremezcla. “Como la mayoría de la gente, tengo la fantasía de que todos los pequeños perdedores se van a poder juntar: Que todos van a conseguir buenas herramientas y que lo underground va a salir a la superficie y va a romper en pedazos la ciudad”.
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